27 mar 2011

Jessye Norman Palacio Bellas Artes México Sabado 26 marzo 2011

La noche de Jessey Norman en el Palacio de Bellas Artes de México fue de intensas emociones para el público que como yo hemos conocido a la soprano a través de grabaciones y videos.

Verla ingresar a la gran escena que propone el Bellas Artes es emocionante cien por cien. Y de golpe esa voz, ese sonido que uno tiene incorporado a través del disco, ese dispositvio casi irreal que nos hace a veces idealizar una perfección que es invisible y que por otro lado no existe, se vuelve humana porque identificamos precisamente a la artista, a la persona que canta y su arte en vivo, la magia se torna realidad plausible y aplaudible. Una realidad concreta e idealizada alguna vez y la emoción ya ocupa en todos y en cada uno de los presentes un lugar que no deseamos que se termine nunca.




Jessey Norman su presencia y su voz acompañada al piano de Mark Markham estuvo a mi juicio estupenda desde el comienzo al final de la actuación con un programa dedicado a los Maestros y al musical americano en donde autores como Bernstein, Rodgers, Hammerstein, Gershwin, Harlen, Donaldson y Kan incluso Duke Ellignton, tuvieron solamente un instrumento para su expresión, la gran voz de Jessey Norman


Hacía tiempo que no sentía una fuerte fuerte emoción, desde el primer momento de "Somewhere" de West Side Story sentí que Jessey Norman cantaba para mí solamente.


Y la fibra dramática que acompaña a toda gran gran estrella de la opera con mayúsculas se hizo presente en la pieza de Porgy and Bess cuando la vimos declamar, actuar y cantar tal cual se debe hacer en la Opera, con la fuerza del "My man's gone now".


Gran sensibilidad y potencia desde la primera frase de Rodgers y Hammerstein "Climb every mountain" de The Sound of Music o La novicia rebelde para los que hablamos castellano. Hubiera podido terminar ahí y hubiese estado más que bien. Pero no, había una segunda parte.



Hubo una segunda parte especial comenzando con "Another done gone man" casi a capella con el solo marcar del compas del pianista golpeando con su puño uno de los extremos del piano a manera de un tambor fúnebre. Intenso e ingenioso. Se ratificaba una vez más lo correcto de un carácter dramático que aún está ahí para continuar desarrollando quizá en otro programa, en otro concierto. Ojalá!


Luego y ya casi finalizando vino el tributo a Ella Fitzgerald con un "Summertime" cantado casi recostada sobre una banqueta ubicada en el centrodel escenario y con un pianisimo apenas audible pero tan tan intenso que ahí sí vuelvo a ratificar que Jessey nos cantó en forma personal cada uno de nosotros.


Un concierto de calidad e impecable, que deja una marca imborrable para mí en este nuevo viaje a México.





Más allá de todo, me sucedió que desde la primera canción percibí la voz de esta gran soprano absolutamente destemplada. Sí, hay que decirlo. La voz de Jessey Norman me sonó destemplada desde el primer acorde. Luego sumó cierta atonalidad que a veces parecía tironeada por una falta de afinación. En fín...


En el último bis no solamente falto afinación, fuerza y aire para llegar a los agudos, sino que todo el final fue poco prolijo y le ganó un mal momento.



El traspiés del final fue evidente y no le permitió lucir una voz rutilante que deja la estela inmaculada de quien se despide pero... que, por ser una gran gran artista supo sortear de elegante forma con la colaboraciónde su estupendo pianista y con la anuencia de un público que no la dejó sola en ningún momento y que de buena gana nos hubiésemos quedado a seguir escuchándola por mucho más tiempo.



Nobleza obliga Jessey Norman fue una grande hasta en los momentos en que menos se lució y fue un suceso.



Bravo y gracias Jessey Norman, una verdadera artista.












Domingo 27 de marzo de 2011, Ciudad de México.